Hola a todos.

Entre el 19 y el 22 del mes de Octubre 2014 nos fuimos en una expedición en una zona andina que dista 70 kilómetros de la ciudadde Puquio en Perú. Un lugar donde la gente vive todavia como los Incas de miles de años atras. En total hemos viajado 12 horas a partir de la mañana de Ica y llegando en la noche. A continuación las fotos del tour de esta maravillosa aventura.

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Las vistas en el camino son impresionantes, se pasa por las famosas líneas de Nazca y por Pampa Galera. Casi todo el camino para llegar es asfaltado. Sólo los últimos kilómetros luchamos con el jeep (no equipado de tracción 4x4) para poder cruzar el lecho de un río seco lleno de piedras.

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En este viaje nos lleva Don Miguel, el papa de mi esposa, que posee en la zona en la que nos dirigimos, un criadero de unos 100 lamas.

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Nos detenemos en la ciudad de Puquio para descansar y comer una suculenta trucha.

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En Puquio también compramos hojas de coca por soportar la altura y el mal de cabeza .

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Antes de continuar hacia nuestro destino final nos detenemos en Pampa Galera para preparar las armas para nuestra defensa personale porque no hace mucho tiempo que atacaron y mataron a dos turistas estadounidenses. Para levantar la moral de las tropas Don Miguel nos informa de que han encontrados los cuerpos de los turistas desfigurados por animales salvajes!

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Aquí Avelino Casares (El Demonio de los Andes) que con sus hijos está listo para ahuyentar cualquier malintencionado !

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A lo largo del último tramo pasamos un valle cubierto de rocas gigantes olvidadas por un antiguo glaciar que ha dejado muchos lagos en la zona.

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Finalmente llegamos con la oscuridad a nuestro destino, nos ofrecen un poco de arroz con algas (y arena!), una fuente económica de proteína en lugar de la carne mucho mas costosa. Por la noche tenemos que ser capaces de compartir dos camas incómodas en cuatro.

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Al día siguiente partimos inmediatamente en marcha para llegar al criadero de llamas de Don Miguel, que está a pocos kilómetros de donde hemos dormido.

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En el camino pasamos cerca de una pequeña laguna alimentada por las lluvias frecuentes.

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Llegando al criadero, me quedo sorprendido, parece que el tiempo se ha detenido antes de la invasión española.

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La gente vive en este lugar como hace milenios en pequeñas casas de piedra con techos de madera y ichu, una planta de la meseta andina Sudamericana.

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Dentro de la casa principal nos recibe el jefe de familia Don Jero, que no desdeña nuestro famoso pisco Iqueno (grappa en Italia).

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En la cabaña su esposa nos ofrece un té calentado en la ancestral cocina que se encuentra en una esquina de la casa y funciona gracias a un extraordinario eco-combustible, excremento secado de llama! Los andinos han superado brillantemente el problema de la falta de madera debido a la altura gracias a esta materia prima inagotable.

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Las llamas en este lugar son respetadas y los criaderos viven en simbiosis con ellas. Gracias a su piel, excelente aislante natural, la gente puede rescaldarse y vender todos los años la fina lana. La carne de llama, altamente proteíca, se come fresca o secada al sol y seconserva todo el año gracias al clima frío.

Aquí estamos en pleno verano y hay que estar en camisa de día mientras la noche muchas vez cae nieve y tres chaquetas no son suficientes para mantener caliente el cuerpo.

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Para los dolores de cabeza debido a la altura y a las excursiones térmicas extremas necesariamente uno debe tomar bebidas calientes y masticar hojas de coca, excelente vasodilatador y tónico contra la fatiga y la falta de oxígeno.

También comer ajo, especialmente cuando baja la temperatura, es un gran remedio.

Al cabo de unos días el cuerpo se fortalece y se acostumbra a soportar largas caminatas a través de estos espacios interminables y solitarios.

Lo más difícil de aceptar para los ritmos del hombre moderno es el hecho de que el tiempo en estos lugares se cristaliza y parece que nunca pase. El silencio es total y poco a poco toda la esencia de un hombre se expande y deca el paso a una solidaridad que se convierte en un deseo de hablar con otras personas o escuchar los discursos de los ancianos, calentándose todos juntos alrededor del hogar.

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En esta foto Don Mamerto otro criador de llamas que vive a pocos kilómetros de distancia.

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El sistema familiar en estas áreas es compuesto de núcleos numerosos que hace sólo unos años llegaban a diez hijos por pareja.

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Dos días después de nuestra llegada Don Jero, que es el ultimo sabio de la área y el patriarca de la familia prepara las mejores hojas de coca, grasa de llama, pisco y agua ardiente para ofrecerlas al Serro Susuma. Él es el último de su familia que sabe agradecer al Serro.

El único que recuerda que la prosperidad de su familia y de todos sus animales están juntos a las condiciones climáticas favorables y a la voluntad del Serro.

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Mientras comienza a mascar coca y a tomar el pisco, sus ojos empiezan a cobrar una luz traviesa que lo alejan de este mundo y lo acercan al mundo de la naturaleza y que tal vez puede escucharlo.

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Se prepara un brasero para quemar las ofrendas y hacer una oración al Serro. Don Jero es tranquilo, sabe que el Serro Susuma está aceptando las ofertas, de hecho el serro, aspira con benevolencia el humo que se eleva directamente a la parte superior.

Yo trato de ofrecer un cigarrillo ponendolo en los brazos ardientes, pero curiosamente no viene ni siquiera tocado por las llamas. Don Jero se da cuenta y me grita que a este Serro no le gusta el tabaco. Recupera el cigarrillo y se lo fuma el. Bien… por lo menos alguien aprovechó de mi oferta!

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El mismo día Don Jero nos lleva a través de la pampa a un incantanta laguna. Hay lagunas buenas y malas, ambas tienen el poder de curar. Esta laguna se dice que a veces se traga los animales incautos que se acercan para tomar.

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Aquí la naturaleza no perdona, la esposa de Don Jero hace algún tiempo caiò en una peña mientres llevaba a pastear los animales y la encontraron sólo después de dos días (y dos noches muy frías!) con varias contusiones.

En las fotos nos acompaña, aún en recuperación, hasta la cima del Serro Susuma ensenándonos una gran lección de vida. En zonas así inaccesibles o uno es fuerte o muere. No hay espacio para los enfermos.

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En la parte superior del serro el espectáculo es majestuoso, decidimos con el hermano de mi esposa de hacer un tótem de piedras que recuerda nuestro paso y ofrecemos algunas hojas de coca para esto gran serro que ya estaba aquí mucho antes de nosotros y quedara también despues, guardián silencioso de nuestro paso fugaz.

Regresando en la reconfortante calidez de la cabaña las mujeres nos sorprenden con un excelente plato de tallarines con atún. Será la hambre pero esto fideo, que esta cocinado unos treinta minutos más del necesario, es delicioso!

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Es el último día y nos despertamos con un poco de tristeza sabiendo que es casi la hora de volver a casa.

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En el pequeño pueblo hay una gran agitación, de hecho, antes de salir nos ayudarán a capturar una llama y a limpiarla para llevarla con nosotros a casa.

Aquí está el video de cómo la llama fue capturada por el hijo de Don Jero al lazo. Una escena muy emocionante.

 

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Es el momento de sacrificar el animal capturado al Serro. La llama muere caída dormidas gracias a un antiguo método de matanza que consiste en meter una aguja en el lomo del animal cortándole una arteria vital.

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Las mujeres preparan el fuego para empezar a cocinar las chucherias y con la sangre aún caliente preparan un plato que es parte de la tradición local.

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El nieto de Don Jero, que hemos engreído todo el tiempo con caramelos y chocolates, corre hacia atrás y adelante y en la confusión se tiñe de rojo las mejillas como los antiguos guerreros incas.

Los adultos en menos de media hora limpian el animale que nos entregan junto con la piel para llevarlos a casa.

Es hora de decir adiós y gracias a esta gente maravillosa y genuinas que nos hospedaron sin esperar nada a cambio. Saludamos a la familia de Don Jerónimo y Don Mamerto prometiendo a ellos y a nosotros mismos que vamos a volver el próximo año.

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Aquí el Serro Susuma al que hemos dedicado este artículo.

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